POR
SORPRESA ERES UNA PRINCESA
Había una vez, en un país
muy frío y muy blanco, una familia que reinaba en el país de Invernalia desde
hace muchos, muchos años. En Invernalia hacia siempre mucho frío y la nieve cubría
todas las partes del país. El Rey Sebastián, la Reina Sabrina y la princesa
Selena vivían muy felices en su castillo, hasta que un día algo inesperado
ocurrió. El Rey del país Solandia quería
casar a su hijo, el príncipe Sol, con la princesa Selena, ya que los dos tenían
15 años y así lo mandaba la tradición.
El Rey y la Reina de Invernalia
intentaron convencer a la princesa Selena, pero ella no quería. Decía que no lo
conocía y que lo único que quería era jugar con la nieve y montar a caballo por
los campos nevados.
El Rey Sebastián y la Reina
Sabrina intentaban día tras día convencer a la princesa Selena pero no lo
conseguían.
Un día, el Rey Sebastián
recibió una carta que decía que como la princesa Selena no se casara con el príncipe
Sol, le quitarían el reino de Invernalia para siempre. El Rey fue corriendo a
contárselo a Selena y ésta cuando se enteró se puso muy triste. El Rey quería
tanto a su hija que no podía casarla con alguien que no quisiera, por lo que
hicieron un plan.
El plan consistía en decirle
al Rey de Solandia que Selena quería casarse con el príncipe Sol pero con una condición:
que le hiciera tres regalos antes de la boda.
El Rey y el príncipe de Solandia
se pusieron muy contentos cuando recibieron la noticia y aceptaron la condición.
Selena pidió que para antes de la boda quería el caballo más grande y más
fuerte de todo el mundo, un abrigo que llevara las pieles de animales que más
abrigaran y un bolso mágico dónde pudiera sacar aquello que necesitara en todo
momento.
El Rey y el príncipe de
Solandia aceptaron y se lo pidieron a sus vasallos. Estos recorrieron todo el
mundo para buscar el caballo más grande y más fuerte del mundo, y lo
encontraron. Fueron al polo norte a pedirle a los esquimales que le hicieran un
abrigo con las pieles de los animales que más abrigaran, y también lo consiguieron.
Y por último le pidieron al mago más mágico de todo el mundo que creara un
bolso que con sólo desear algo apareciera en él, por supuesto, también lo consiguieron.
Tardaron dos años en conseguir los tres regalos.
La princesa ya se había casi
olvidado de la boda porque pensaba que no lo iban a conseguir, pero de repente,
apareció el Rey y el príncipe de Solandia con los 3 regalos. La princesa se fue
corriendo y llorando a su habitación.
El Rey Sebastián aceptó los
regalos y les dijo que dentro de cuatro días su hija se casaría con el príncipe Sol.
El Rey y la Reina de Invernalia
estaban muy tristes por su hija. Así que pensaron que si su hija desaparecía no
podría casarse con el príncipe Sol y estarían tan tristes que no serían capaces
de quitarles el reino de Invernalia. Así que el Rey y la Reina le dijeron a
Selena que se escapara. A Selena le daba mucho miedo salir del país porque
nunca lo había hecho pero más miedo y tristeza le daba casarse con el príncipe
Sol.
Así que esa misma noche Selena
se montó en el caballo más grande y más fuerte del mundo, se puso su abrigo de
las pieles de animales más abrigadas y
el bolso mágico. Se despidió de sus padres llorando y cabalgó toda la noche.
A la mañana siguiente Selena
estaba muy cansada, no tenía nada de frio porque el abrigo no lo dejaba pasar pero
sí mucha hambre así que paro a descansar debajo de un pinar y deseó comerse un
gran bocadillo de jamón, metió la mano en el bolso y...¡Tachan! Ahí estaba el
bocadillo. Volvió a subirse al caballo y estuvo cabalgando todo el día y toda
la noche. A la mañana siguiente había salido de Invernalia y ya no había nieve.
Decidió dormir un rato en la sombra de un árbol pero cuando despertó no estaba
ni el caballo, ni el abrigo, ni el bolso, se lo habían robado y ya no sabía qué
hacer. Comenzó a llorar y una mujer que pasaba se acercó y le convenció para
que se fuera con ella.
Llegaron a un palacio y le dieron trabajo para
que cuidara de los caballos en el establo. Era un palacio muy grande y muy
bonito. Siempre brillaba el sol y eso le gustaba mucho. Trabajaba mucho en el
establo pero no le importaba porque los caballos eran sus animales favoritos.
Un día vio a un chico
intentando aprender a montar a caballo pero siempre se caía de él. Ella le
preguntó que si quería que le enseñase y el chico aceptó. Pasaron muchos días
pero de lo único que hablaban era de caballos. Ni siquiera sabían el nombre el
uno del otro, solo hablaban de caballos.
Todos los días, Selena,
lloraba porque se acordaba de sus padres pero el chico de los caballos le
ayudaba a olvidarse de ellos por un momento e incluso le hacía reír.
Un día el chico de los
caballos le propuso salir a pasear por el lago cercano al palacio y Selena
aceptó. Cuando llegaron al lago, el chico comenzó a llorar y le contó que estaba
muy triste porque tenía que casarse con alguien que no conocía y no quería.
Selena le comprendió perfectamente pero no pudo decir nada porque no podía
saber que ella era una princesa y le preguntó:
- ¿Por qué no te escapas de
casa por un tiempo?
El chico le contestó:
-Eso es de cobardes y nunca
le haría eso a mis padres, además ya, estoy enamorado de una chica pero jamás
podré casarme con ella.
Selena le pregunto por qué y
este le dijo:
- Porque ella no es una
princesa y yo soy el príncipe, el príncipe Sol, y debo casarme con una
princesa.
Selena se sorprendió muchísimo.
No sabía que él era el príncipe con quien querían casarla y sintió mucha
alegría y comenzó a reír.
El chico le preguntó que
porque sonreía y ella le contestó:
-Porque yo soy la princesa
Selena de Invenralia.
El príncipe Sol sonrió y sin
pensárselo se arrodilló y le dijo.
- Eres la chica de la que
estoy enamorado y por sorpresa eres una princesa, ¿te quieres casar conmigo?
La princesa se arrodilló también,
se lanzo dándole un gran abrazo y le dijo:
- ¡Sí, quiero!
Muy bien. Muy bonito. Solo te cargas las argucias de ella para enamorar al príncipe.
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